• Función de las ventanas.
  • Organización fisiológica de la cóclea.
  • Mecanismo de acción de las vibraciones sonoras sobre la cóclea.
  • Discriminación de la intensidad sonora.

                                             

                                            

  El órgano con el que oímos es el cerebro. Para que el sonido llegue al cerebro en forma de señal nerviosa es necesario que en la cóclea se conviertan las señales acústicas (energía mecánica) en impulsos eléctricos capaces de ser interpretados por el SNC.

   También en la cóclea se discriminan los distintos sonidos según su frecuencia, se codifican los estímulos en el tiempo según su cadencia y se filtran para una mejor comprensión.

   En la función coclear se distinguen:

   -  un primer período en el que lo fundamental es la mecánica coclear originada por los movimientos de los líquidos y las membranas;

   -  un segundo período de micromecánica coclear en el que ocurren desplazamientos del órgano de Corti con respecto a la membrana tectoria;

   -  un tercer período en el que se produce la transducción o transformación de la energía mecánica en energía bioeléctrica.

                                                 

                                                      

  FUNCIÓN DE LAS VENTANAS.

   La cadena osicular se finaliza en la ventana oval mediante la platina del estribo, ésta transmite las vibraciones sonoras de la cadena a los líquidos del oído interno mediante micromovimientos de pistón hacia dentro y afuera en la ventana oval que originan a su vez un movimiento vibratorio u onda de presión líquida que se propaga por la perilinfa de la rampa vestibular.

   La onda se inicia a nivel de la ventana oval, en la rampa vestibular, ahora bien, la membrana vestibular o de Reissner es tan fina que se desplaza fácilmente no dificultando el paso de la onda sonora desde la rampa vestibular a la rampa media o conducto colear; por ello pueden considerarse, en cuanto a la transmisión de la onda sonora, ambas rampas como una rampa única. La onda de presión al propagarse hace oscilar la membrana basilar y el receptor auditivo. La membrana basilar adquiere un movimiento ondulatorio que es sincrónico con la frecuencia del estímulo sonoro y que “viaja"  ascendiendo desde la ventana oval hacia el helicotrema.

   Todos los cálculos de la impedancia de un medio se realizan suponiendo que la progresión de las ondas acústicas en ese medio se realiza de forma infinita. En el oído ocurre que la cóclea para toda la gamma de frecuencias audibles es más pequeña que la longitud de onda del sonido, por lo que la transmisión de las variaciones de presión es posible gracias al juego de las dos ventanas que vibran en posición de fase y compensan la incompresibilidad de los líquidos laberínticos cerrados en un espacio estanco. Vamos a explicar a continuación más detenidamente como se relaiza en juevo de ventanas.

   Al estar el oído interno completamente lleno de líquido y al ser los líquidos incompresibles, para que la platina del estribo pueda introducirse en el laberinto mediante sus movimientos de pistón presionando y se genere una vibración en la columna líquida, se necesita una zona elástica que se desplace en sentido opuesto al de la platina. Para que las vibraciones sonoras circulen por la cóclea es necesario el denominado juego de las ventanas. La vibración que sobrepasa la zona del helicotrema vuelve por la rampa timpánica hacia la ventana redonda después de haber hecho vibrar en su camino a la membrana basilar y a la endolinfa, y al llegar a la ventana abomba su membrana hacia la caja. La existencia en la ventana redonda de una membrana elástica es fundamental para que sea posible la vibración de la perilinfa, pues como se acaba de explicar, al ser las paredes del oído interno rígidas y los líquidos incompresibles, éstos no podrán vibrar si no existiera un elemento elástico como es la membrana de la ventana redonda que puede ser desplazada.

   En la fase siguiente de la vibración, y son cientos a miles de fases por segundo, en que el estribo hace presión negativa en la ventana oval, la membrana de la ventana redonda se hunde hacia el oído interno. Se establece así un constante vaivén vibratorio entre ambas ventanas. Esto es lo que se denomina desigualdad de fase y es indispensable para que la vibración sonora se transmita por la cóclea: ambas ventanas han de recibir las ondas en distinta fase. Es decir que a un movimiento del estribo hacia dentro (hacia el oído interno) corresponde un abombamiento de la membrana de la ventana redonda hacia fuera (hacia el oído medio) y viceversa, originando el llamado juego de ventanas. Si una onda sonora incidiera al mismo tiempo sobre la ventana oval y sobre la redonda, la columna de perilinfa no podría desplazarse, porque a la presión ejercida por el estribo en la ventana oval se opondría una presión igual de sentido opuesto en la membrana de la ventana redonda. Esta dificultad se supera por la protección sonora que ofrece la almohadilla aérea de la caja del tímpano y por la canalización preferente de las ondas sonoras desde la membrana timpánica a la ventana oval a través de la cadena osicular, tal como se expuso en el capítulo anterior.

 

 

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