Etiología.

   Las lesiones de la membrana timpánica pueden presentarse como exclusivamente timpánicas o ir asociadas a otras lesiones del oído medio e interno en el transcurso de los traumatismos otológicos. La lesión producida puede ser desde una simple inflamación con equimosis, hasta roturas más o menos importantes, afectando siempre a la pars tensa. La pars flácida nunca se rompe por traumatismos debido a que al no tener capa fibrosa es muy elástica. 

   Un tímpano debilitado por una enfermedad previa, lesionado en su capa media fibrosa, es más débil ante el trauma.

   Es importante conocer el agente etiológico para poder establecer la relación causa-efecto.

   Lesiones iatrógenas (terapeúticas): son las más comunes, estando casi siempre producidas al extraer tapones de cerumen con agua a presión. Para evitarlo se ha de procurar que el chorro no incida directamente sobre la membrana, dirigiendo el chorro sobre la pared posterior o superior del CAE. Pueden asociar lesiones de cadena osicular.

   Traumatismos directos de cuerpos sólidos contra la membrana: son casi siempre accidentales, producidos por la introducción en CAE de objetos para limpieza o arrascado. La perforación en estos casos suele ser posterior, por ser la zona más accesible directamente desde el exterior, pudiendo asociar lesiones del estribo, ya que la dirección del conducto orienta un cuerpo extraño puntiagudo hacia dentro y hacia arriba, hacia la región espediovestibular.

   Quemaduras: se producen por la entrada casual o profesional de objetos, como chispas de soldadura, alquitrán, cáusticos o aceite caliente que producen quemaduras. En las lesiones por quemadura se ha de tener en cuenta su tendencia a producir una necrosis timpánica, una fibrosis de la caja y tienen riesgo de una mala cicatrización, con recidiva de la fibrosis tras timpanoplastia. Pueden dejar como secuela estenosis del conducto y están descritas las parálisis faciales "a calore".  

   Traumatismos indirectos: son los que producen la lesión timpánica por un aumento o disminución brusca de la presión del CAE con suficiente potencia como para llevar al límite la resistencia elástica de la membrana.

   Barotraumas: se explica su fisiopatología en el próximo capítulo.

   Blast auricular: ver próximo capítulo. El blast más frecuente es la bofetada producida por un golpe fuerte que tapa herméticamente el meato auditivo incrementando bruscamente la presión por compresión en el interior del CAE, lo que puede ocasionar la rotura timpánica. Para que se llegue a producir rotura, es necesario que se alcancen en el interior del CAE 0´5-1´5 KPa de presión. La perforación suele ser anteroinferior.

   Fracturas de la base del cráneo: fracturas longitudinales de hueso temporal.

 

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