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Las corrientes aéreas en las fosas nasales.
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La resistencia nasal.
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El ciclo nasal.
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Válvula nasal.
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Relaciones entre la vía aérea superior e inferior.
La función respiratoria nasal es doble: camino de tránsito de las corrientes aéreas y regulación del paso de la corriente aérea.
CORRIENTES AÉREAS EN LAS FOSAS NASALES.
En el ser humano la función primordial de las fosas nasales es la respiratoria. En el recién nacido, la atresia coanal completa constituye una urgencia quirúrgica, ya que provoca la muerte por asfixia si no se realiza un tratamiento adecuado.
En el hombre adulto la respiración nasal puede ser suplida por la respiración bucal, aunque la única respiración fisiológica es la nasal.
Como conducto respiratorio la cavidad nasal no es homogéneo, sino que se caracteriza por poseer múltiples hendidura, recovecos y zonas de resistencia. Presenta una estrecha abertura de 1 a 5 mm, con una entrada muy pequeña, la válvula nasal, que es el punto de máxima resistencia al flujo y una salida amplia para el aire, la coana. Esta disposición interna de la superficie nasal hace que haya un íntimo contacto del aire con la mucosa, haciendo posible el intercambio de calor, humedad y su filtración. Una buena respiración nasal se caracteriza por el contacto íntimo que el aire establece con la mucosa. Un flujo nasal anormal, bien sea por una fosa nasal excesivamente estrecha o excesivamente amplia, se caracteriza por el reducido contacto del aire respirado con la mucosa nasal. Hay un flujo inspiratorio y otro espiratorio.
El trayecto y la forma de circular las corrientes de aire por el interior de las fosas nasales ha sido objeto de múltiples estudios basados en las leyes de la dinámica de fluidos, ya que el aire que pasa por las fosas se comporta como un fluido a través de un tubo, pero que en el caso de la nariz no es liso ni de sección puramente circular. Las conclusiones de estos estudios acerca de la trayectoria y las características de las corrientes ofrecen puntos contrapuestos.
El orificio interno anterior, o válvula nasal, actúa como una manguera que dirige parte del aire inspirado, casi verticalmente, hacia la región olfatoria. Este chorro vertical se dirige, formando una suave y amplia curva, hacia las coanas.
La opinión más comúnmente aceptada es que la corriente inspiratoria penetra en las narinas con un ángulo de 60º y se divide en varias corrientes que se distribuyen entre los diferentes meatos.
Proetz hizo una descripción de las corrientes aéreas nasales que se considera como clásica: en la inspiración el aire se dirige hacia arriba, se curva hacia la fisura olfativa y sale por las coanas, a nivel del cornete inferior y del esfenoides se forman unos remolinos y las diferentes corrientes se mezclan entre sí en el vestíbulo nasal. En la espiración el flujo suele ser turbulento, el aire que entra por las coanas es desviado hacia arriba por la cola del cornete inferior, y después el cornete medio divide la corriente en dos, una parte del aire pasa por debajo y sale al exterior por el vestíbulo y la otra hace un remolino y regresa a las coanas por el meato inferior.
Los conceptos actuales indican que en la inspiración de reposo el aire pasa verticalmente hacia arriba a través de las narinas, a una velocidad de 2-3 metros por segundo. El flujo converge a 1´5 cm de la entrada en el vestíbulo nasal y su dirección va a cambiar de vertical a horizontal. Este segmento que coincide con la válvula nasal, es la porción de la vía aérea que ofrece mayor resistencia. En esta área las mediciones de la velocidad del aire muestran unas velocidades de unos 12-18 m/s con el sujeto en reposo y que, en determinadas condiciones, el aire alcanza aquí velocidades similares a las de los peores huracanes, ya que las corrientes nasales sufren cambios en función del débito ventilatorio. Tras pasar este estrechamiento, la corriente aérea entra en la fosa nasal propiamente dicha, donde la sección transversal es mayor, disminuyendo por lo tanto la velocidad. La mayor parte de la corriente aérea continúa horizontalmente a lo largo del meato medio, unos 8 cm, a 2-3 m/s. Una pequeña porción del flujo circula por el suelo de la fosa nasal. La corriente aérea se acelera hasta los 3-4 m/s, cuando alcanza la nasofaringe, produciéndose otro cambio de dirección hacia la orofaringe.