• Introducción.
  • Sistema de inmunidad natural.
  • Sistema de inmunidad específica. 
 
   INTRODUCCION.
  
   El sistema inmunitario consta de dos tipos defensa principales estando compuesto cada uno de ellos por varios elementos:
 
   - Inmunidad innata, natural, o inespecífica: es una línea de defensa que permite controlar a la mayor parte de los agentes patógenos, es por tanto la más importante del cuerpo y hace su función de igual forma ante cualquiera que sea el atacante. Está compuesta por dos líneas defensivas, primero una barrera física y luego, internamente, una segunda línea celular.
   La primera línea de defensa que un organismo o sustancia extraña se encuentra es la barrera física constituida por la piel y las membranas mucosas a las que ayudan una serie de factores fisiológicos que forman una barrera química y biológica. Cuando un microorganismo o partícula extraños logran atravesar la piel y los epitelios penetrando en el interior del organismo, se pone en marcha la respuesta del sistema de inmunidad natural como primera línea de defensa constituida por cc y factores solubles. Esta se caracteriza porque no reconoce específicamente al Ag agresor y no desarrolla memoria inmunológica para el mismo.
 
   - Inmunidad adquirida, adaptativa, o específica: constituye un sistema de reconocimiento específico de lo extraño al organismo y suministra una respuesta específica frente a cada agente infeccioso o sustancia extraña, ya que responde en función de las características peculiares del agente patógeno invasor. Posee memoria inmunológica específica, lo que tiende a evitar que el agente infeccioso provoque enfermedad en una segunda infección.
 
 
   SISTEMA DE INMUNIDAD NATURAL O INESPECIFICA.
 
   Primera línea defensiva.
   Barreras anatómicas: la piel y membranas mucosas.
   La parte externa de la epidermis está compuesta de varias capas de cc muertas, recubiertas por la proteína queratina, resistente al agua, que se renueva periódicamente. La dermis subyacente contiene tejido conectivo con vasos sanguíneos, glándulas sebáceas y sudoríparas, y folículos pilosos. La piel es una auténtica barrera infranqueable para la mayor parte de los microorganismos. El papel de barrera de la piel se pone de manifiesto al dañarse, por ejemplo al comprobar lo fácilmente que se producen infecciones a partir de quemaduras. Pero como contrapartida, en un organismo sano, las heridas se cierran rápidamente por coágulos. Algunos patógenos pueden obviar la barrera de la piel debido a que son inoculados por artrópodos vectores como ácaros, mosquitos, chinches, etc.
   Por otro lado, existen zonas de la superficie del cuerpo no recubiertas por piel: ojos, intestino, tracto respiratorio y tracto urinario En estas zonas hay fluidos y en algunas tapizado ciliar que colaboran a la eliminación de microorganismos invasores.