Ondulación sinusoide integrada por un tono fundamental y sobretonos armónicos que le confieren su timbre característico. Energía física manifestada como onda longitudinal, a modo de sacudida elástica, que determina la vibración de las moléculas del medio donde se encuentre (gaseoso, líquido o sólido), pero sin modificar su posición media en el espacio de equilibrio o reposo. Se trata, pues de un sinusoide desarrollado en el plano fisiológico por dos cualidades sensoriales importantes: la altura, que traduce la frecuencia de la vibración, y la sonoridad, que traduce su intensidad. Esta vibración determina la propagación de su energía en función de la distancia del foco productor, el medio en que se propaga y la intensidad con que ha sido generada.   Los fenómenos de percepción del sonido están regidos por la ley de Weber y Fechner, según a cual la sensación crece en progresión aritmética cuando la excitación lo hace en progresión geométrica. Según ello, la sensación crece como el logaritmo de la excitación medido en unidad física. Es por esto que para una mejor aproximación a los crecimientos de la sensación en altura e intensidad se han escogido unidades logarítmicas: la octava para las frecuencias y el decibelio para las intensidades.