Cuando se utiliza el término rinitis o rinopatía se está haciendo referencia a un proceso inflamatorio subyacente de la mucosa nasal de la causa que sea.
La utilización de un término u otro es una cuestión un tanto bizantina. Si bien el termino rinitis hace referencia a un proceso inflamatorio de la mucosa nasal, esta situación casi nunca llega a confirmarse histológicamente, ya que el diagnóstico se hace por la clínica y la exploración, ahora bien, la base histopatológica de la rinitis es una inflamación de la mucosa nasal. Por otra parte, los síntomas de una rinitis (síndrome rinítico), también pueden aparecer sin que exista una autentica inflamación, y en este caso sería más correcto hablar de rinopatía.
Considerando la rinitis en su conjunto, constituye uno de los motivos más frecuentes de consulta en ORL, ya que éste es el primer síntoma y el más prominente en los pacientes aquejados de infecciones vírales de las vías respiratorias, alergias a Ag inhalados y episodios de irritación por contaminación o productos químicos, situaciones todos ellas muy frecuentes.
La rinitis no ha de ser considerada como un síntoma sino como una enfermedad bien diferenciada. Este proceso inflamatorio se manifiesta clínicamente por un cuadro sindrómico-sintomático típico e inespecífico que es común, o muy parecido, en todos los tipos de rinitis y que es denominado síndrome rinítico. El síndrome presenta como síntomas fundamentales: congestión-obstrucción nasal, rinorrea, prurito nasal y estornudos. Estos síntomas pueden aparecer de forma conjunta o faltar alguno de ellos, su intensidad o predominio de cada uno de ellos depende muchas veces de la duración de la fase sintomática del proceso. Puede asociar además una ilimitada gamma de síntomas que lo hacen más heterogéneo: rinorrea posterior, afectación ocular, anosmia, síntomas faríngeos, síntomas óticos, fiebre y diversos grados y formas de afectación del estado general.
La congestión afecta a la mucosa nasal y generalmente también a las áreas adyacentes. El tejido eréctil se congestiona por el proceso inflamatorio, consecuencia de la paresia producida en el tono vascular. Este hecho, unido a los fenómenos de acumulación de fluido extracelular, produce obstrucción nasal y rinorrea. La rinorrea puede ser mucosa, purulenta o acuosa.
Toda la sintomatología habitual de la rinitis es la respuesta fisiológica normal a un estímulo irritante, por lo que para considerarla como entidad patológica se ha de manifestar con una frecuencia e intensidad más elevada y duradera de lo que se espera en una persona sana. Los estímulos desencadenantes exógenos son totalmente diferentes de unas rinitis a otras según el tipo: desde inespecíficos en las vasomotoras hasta muy específicos en las RA. Los síntomas de un síndrome rinítico son la respuesta fisiológica y normal de la mucosa nasal a la irritación, por lo que para ser considerados patológicos se ha establecio que los síntomas deben aparecer al menos media hora diaria y la mayoría de los días, o ser de suficiente intensidad como para precisar de tratamiento. Por tanto, se ha de tener en cuenta que la tan nombrada triada sintomática de rinorrea, estornudos y taponamiento nasal no es sinónimo de rinitis, sino mas bien de mal funcionamiento nasal que puede corresponder a una rinitis, a anomalías morfológicas o funcionales, o bien a otras patologías.
El síndrome rinítico presenta diferencia en intensidad, matices y preponderancia de cada síntoma ya que engloba procesos de diferentes etiologías e incluso de patogenias diferentes: puede tener un origen infeccioso en la mucosa nasal, bien vírico o bacteriano, alérgico, y puede incluso estar provocado por ciertas enfermedades no infecciosas ni alérgicas de las FN que afectan a dicha mucosa inflamándola, proceso que en ocasiones se extiende a las formaciones óseas que la sustentan y en las que histológicamente aparecen alteraciones del tipo de la inflamación crónica. Debido a este origen multifactorial, en la práctica diaria, sólo en contadas ocasiones se observan formas puras de rinitis, siendo lo habitual encontrarse con casos interrelacionados en los que algún tipo de alteración anatómica coexiste con un problema alérgico y ambos factores han favorecido la sobreinfección. Esta característica multifactorial hace que su control sea difícil en muchos casos. Esto hace que no siempre sea fácil la catalogación de una rinitis. Como hemos dicho los diferentes síntomas del síndrome rinítico adquieren matices especiales en cada tipo diferente de rinitis, datos que han de ser valorados para la orientación diagnóstica.
Hace unos años se admitia que entre el 10% y el 25% de la población mundial sufre de síntomas de rinitis. Hoy se observa que puede padecerlo hasta el 40%.
Tanto la rinitis como la sinusitis se asocian a enfermedades de las vías respiratorias bajas. Se ha de tener en cuenta que la rinitis puede ser algo más que un fenómeno local y puede ser el presagio de un proceso a escala completa de las vías respiatorias. Más del 80% de los pacientes con asma alérgica y más del 50% de los que padecen asma no alérgica tienen síntomas de rinitis. Muchos pacientes con asma, un 10% de los tolerantes y más de un 60% de los intolerantes a la aspirina, padecen, además, rinosinusitis crónica y/o poliposis nasosinusal. También la padecen un importante porcentaje de pacientes con fibrosis quística, EPOC, y otras patologías de afectación bronquial y pulmonar.
Por otra parte, a pesar de la tendencia general a considerar estos problemas como banales ya que no presentan ningún riesgo para la vida, los episodios de rinitis, dada su gran prevalencia y especialmente en sus formas crónicas, pueden resultar sumamente invalidantes, interfiriendo negativamente en la calidad de vida del paciente por acompañarse de dificultad de concentración, cefalea y astenia, lo que dificulta el rendimiento cotidiano e incluso entorpece las relaciones sociales por la rinorrea, estornudos y dificultades de dicción. Esto hace que el paciente demande alivio a sus molestias lo más rápidamente posible, lo que se debe de intentar, porque, además del alivio sintomático, evitaremos la aparición de complicaciones que, como veremos más tarde, aparecen con frecuencia. También es verdad que en algunos casos los síntomas son muy banales.
En las últimas décadas se ha observado un incremento en la frecuencia de las RA, las rinitis infecciosas no han sufrido variaciones a pesar de contar con la ayuda de la quimioterapia moderna, y ha disminuido la frecuencia de rinitis infecciosas específicas como la tuberculosa o la diftérica, como consecuencia de un más elevado nivel de vida, tanto en lo que se refiere a la alimentación como a condiciones higiénicas individuales. En una consulta de alergología la rinitis es la causa más común de consulta, llegando a suponer el 55% de los pacientes.
No es fácil encontrar una clasificación clara y concisa de la serie de entidades nosológicas agrupadas bajo el concepto de rinitis, ya que como se ha dicho más arriba, si bien su cuadro clínico sindrómico es casi común a todas, su etiopatogenia por el contrario es muy diversa y su pronóstico evolutivo y posibilidades terapeúticas son muy diferentes. En algunas clasificaciones, al querer abarcar todas sus formas simultáneamente, unos grupos se entrecruzan con otros, dificultando la compresión del concepto. En la literatura se pueden encontrar clasificaciones exahustivas hechas por autores de mucho prestigio, pero ninguna clasificación ha sido aceptada universalmente.
En los últimos años se han ido generando diferentes documentos de opinión y guías de actuación clínica para el manejo de la rinitis. Su clasificación ha ido cambiando al haberse observado cambios evidentes en su etiología y en su clínica. Así, las rinitis secas, atróficas u ocena y las rinosinusitis crónicas purulentas han disminuido enormemente, mientras que otras nuevas formas clínicas de rinitis han ocupado su lugar, ahora bien, lo que está claro es que el número de enfermos con sintomatología etiquetable de rinitis ha aumentado.
La clasificación actual para el estudio de la rinitis es la consensuada en 2001 por la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica, denominada ARIA (Allergic fhinitis and its impact on asthma).
El primer criterio de clasificación se refiere al tiempo de duración del cuadro, dato fundamental a recoger en la anamnesis (patocronia del proceso):
- aguda
- crónica.
Es aguda si dura sólo unos días, cuyo límite se establece arbitrariamente en 15 días, o crónicas si su duración es mayor de dos semanas o cuando la sintomatología aparece al menos de media a una hora al día y la mayor parte de los días. Cualquier tipo de rinitis según su duración puede tomar uno de estos dos calificativos. Las agudas suelen tener una etiología inespecífica, sobre todo vírica, siendo autorresolutivas la mayoría de las veces. Suelen tratarse en atención primaria no llegando al especialista. Las crónicas pueden tener una etiología infecciosa, alérgica, intrínseca, etc. En estas formas prolongadas se ha de descartar la presencia de alguna patología más seria asociada especialmente la tumoral.
Según su presentación temporal:
- Rinitis intermitente: si los síntomas duran menos de cuatro dias o están presenten menos de cuatro semanas al año.
- Rinitis persistente: los síntomas duran más de cuatro días a la semana durante cuatro semanas al año.
Otra clasificación que este grupo realiza de las rinitis no alérgicas está basada en su intensidad:
- Rinitis leve, si el paciente presenta pocos síntomas no interfiriendo en sus actividades diarias o en el sueño. El paciente se da cuenta de la existencia de los síntomas y reclama tratamiento, pero puede sobrellevar sus molestias sin él.
- Rinitis moderada: cuando los síntomas son lo suficientemente importantes como para interferir en las actividades diarias o en el sueño del paciente. Éste demanda tratamiento porque su calidad de vida se ha reducido de manera clara.
- Rinitis graves: cuando los síntomas son muy imprtantes, de tal forma que el paciente no puede realizar una vida normal durante el día o no puede dormir si no se administra tratamiento.
Atendiendo a su duración:
- Rinitis ocasional: lo síntomas son molestos pero duran menos de un mes.
- Rinitis de larga duración: cuando los síntomas se prolongan más de tres meses.
- Rinitis con síntomas frecuentes: paciente con síntomas molestos por lo menos 2 días a la semana a lo lago de un período, de por lo menos, 3 meses al año.
Por las características de la secreción nasal: serosas o mucopurulentas.
Según su etiología, es decir, por la causa que produce la inflamación en la mucosa nasal, se clasifican en tres grupos: