La valoración del paciente con trastornos el equilibrio y el diagnóstico en algunos casos de especial dificultad puede verse ayudado por numerosas pruebas complementarias específicas de las que se disponen en Otoneurología.
No obstante, se ha de mantener claro el principio de que una correcta anamnesis y una completa exploración física son casi siempre diagnósticas, o cuando menos muy orientadoras para el diagnóstico, ya que son las que más datos aportan, limitándose las pruebas complementarias a confirma una sospecha diagnóstica basada en la anamnesis y exploración física. Es por ello que se ha de tomar el tiempo necesario para realizar un buen interrogatorio. Esto es así hasta el punto que se calcula que las pruebas funcionales o de imagen tan sólo aportan el 20% de los diagnósticos en otoneurología, si bien tienen la ventaja de objetivar el diagnóstico y poder cuantificar el déficit para informar de como éste afecta al paciente.
Las pruebas para explorar el equilibrio, clásicamente llamadas pruebas funcionales vestibulares, se basan en el estudio cuantitativo de las manifestaciones o respuestas objetivas de los reflejos vestibulares, son múltiples, cada cual con su mayor o menor interés y con frecuencia se limitan a confirmar y cuantificar una sospecha diagnóstica basada en la anamnesis y exploración física más que a descubrir un diagnóstico insospechado.
Con esta finalidad se han desarrollado muchas y muy diferentes pruebas, incluso cada vez aparecen nuevas pruebas. Debido a su gran número, el explorador ha de seleccionar las pruebas que han de realizarse para cada caso concreto, dirigida esta selección por los resultado de la anamnesis y las exploraciones previas. Esta selección de las pruebas a realizar puede estar también condicionada por los medios de los que se dispone, o bien dirigida por la experiencia de cada laboratorio de exploración otoneurológica. Para realizar esta selección también ayuda el conocimiento de la sensibilidad y especificidad que tiene cada prueba para la detección y discriminación de las entidades morbosas sospechadas. Consideramos que ésta es la forma de proceder más resolutiva y satisfactoria en términos coste-beneficio, ya que el realizar en todos los pacientes una amplia y compleja batería de pruebas clínicas y de exploraciones instrumentales resulta un proceder tedioso, que exige mucho tiempo y que puede llegar a generar un grado de malestar en el paciente.
No todas las pruebas complementarias aportan elementos de la misma importancia para el diagnóstico, por eso en 1992 se celebró en Washington una reunión de expertos para determinar entre otras cosas que test eran los imprescindible y cuáles tienen una menor importancia considerándolos opcionales. Para este comité de expertos son básicos: las sacas, el seguimiento ocular, la búsqueda del nistagmo espontáneo y de la mirada, las pruebas posicionales, el test calórico y la interacción visuovestibular. Los test rotatorio y la posturografía son recomendables, pero no básicos.
Recomendaciones antes de realizar las pruebas:
- Hay un grupo de pacientes a los que el grado de sordera dificulta la explicaciones de los detalles del estudio que se les va a realizar, por lo que con el objeto de lograr una compresión mejor se ha sugerido el tener a disposición de estos casos un material escrito de manera clara, concisa y con un lenguaje sencillo que les haga comprender el objeto y procedimiento del estudio.
- Es aconsejable recabar del paciente el consentimiento informado de las pruebas a realizar.
- En los sujetos portadores de algún equipo electrónico intravital, se les debe de advertir de las peculiaridades del estudio que no supone riesgos especiales, aunque el explorador deba de valorar el hecho de registrar interferencias por dicho motivo.
Preparación del paciente:
- Explicación adecuada del estudio a realizar.
- Eliminar previamente toda medicación que no sea esencial, especialmente los tranquilizantes, hipnóticos, sedantes vestibulares, antigripales y anticatarrales. Al valorar los resultados, el explorador debe tener siempre en cuenta la medicación que el paciente ha tomado.
- Se ha de aconsejar no ingerir alimentos tres horas previas al estudio pues el desencadenamiento de vértigo puede conllevar nauseas y vómitos. Dos o tres días antes del estudio se aconseja evitar la ingesta de alcohol, café o cualquier otro tipo de estimulantes. No se ha de fumar unas cinco horas antes.
- Cuando las pruebas se realizan de forma ambulatoria se aconseja que el paciente acuda acompañado de otra persona, pues debido a lo impredecible de las respuestas, una eventual respuesta hiperrefléxica o prolongada puede hacer que precise de ayuda al no poder desplazarse solo.