• Embriología de la glándula tiroides.
  • Embriología de las glándulas paratiroides.  

                                                                             

                                                                          

  EMBRIOLOGIA DE LA GLANDULA TIROIDES.

   Los dos órganos de secreción interna más precoces en esbozarse en el embrión humano son el tiroides y la adenohipófisis.

   En el embrión humano de 13-20 somitos, horizontales XI-XII de Streeter, al final de la tercera semana, se observa ya un primordio de la glándula tiroides de origen endodérmico formado por una invaginación impar de epitelio endoblástico, situado en el suelo faríngeo debajo de la lengua, es decir en la línea media del suelo de la boca primitiva, en el punto donde se situará el foramen cecum. A la altura de esta depresión las cc del epitelio faríngeo son más altas que en las regiones vecinas. Su situación embriológica exacta corresponde a la parte medioventral del área mesobranquial, en la unión de los arcos viscerales II y III, región denominada cúpula, que se localiza caudal al área deltoide, o de confluencia de los arcos I y II. La porción rostral del esbozo tiroideo forma una prominencia progresivamente mayor en el suelo de la boca primitiva por el incremento del mesénquima subyacente.

   Este primordio, formado por una evaginación endodérmica, se va deprimiendo en el mesénquima subyacente mesobranquial en sentido caudal. Se sitúa en inmediata vecindad del saco aórtico junto al primordio que va a formar el corazón y como éste experimenta un desplazamiento caudal alargándose. Al irse alargando, forma en su extremo inferior un divertículo endodérmico que al mes se va a bilobular delante de la cuarta bolsa faríngea.

   En su emigración el primordio descendente va dejando un tallo que lo une al suelo faríngeo, que se denomina conducto tirogloso de Hiss. Este tallo o conducto en el 2º mes se fragmenta y se disuelve, dejando en su punto de origen, que corresponde el dorso lingual, un hoyuelo denominado foramen caecum. El conducto puede, a veces, no reabsorberse, persistiendo en su totalidad, o dejando restos celulares que pueden diferenciarse en tejido tiroideo, originando de esta forma tiroides accesorios. Parte del extremo caudal del conducto suele persistir, dando origen a una parte de la glándula denominada lobus piramidalis o pirámide.

                                                               

   El divertículo final del conducto, que origina el tiroides, se denomina vesícula tiroidea. Esta comienza enseguida a tener una activa proliferación celular ordenada en un principio mediante agrupamientos cordonales celulares, intercalados de conectivo vascular. Posteriormente puede apreciarse que la disposición celular es en forma de unas cavidades a cuyo alrededor se disponen las cc, siendo esta disposición el inicio o esbozo de los folículos. Posteriormente, unas dos semanas después, los cordones celulares irán tomando forma de auténticos folículos repletos de líquido coloide, el tiroides ha aumentado de taño y es ya captador de I. Se considera que la glándula comienza a ser funcional en el feto de tres meses, si bien en la 9ª semana ya es capaz de sintetizar hormonas yodadas. Bajo una estimulación intensa, el tiroides del adulto puede formar más folículos nuevos.

    Hacia la 7ª semana la vesícula tiroidea alcanza su localización pretraqueal definitiva, aún cuando su vecino, el esbozo cardíaco, continúa descendiendo. Con el desarrollo del cuello embrionario, el corazón y los grandes vasos se separan del tiroides, pero algunos pequeños islotes de tejido tiroideo pueden permanecer adheridos a la aorta o a sus ramas, lo que explica la ocasional presencia de tejido tiroideo en la cavidad torácica.

 

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