• Definición.
  • Epidemiología.
  • Características.
 
 
   DEFINICIÓN.
   Proceso inflamatorio crónico mucoperióstico del oído medio que cursa con la producción autóctona y persistente de líquido no purulento, generalmente seromucoso, ocupando la cavidad del oído medio e incluso la mastoides. No asocia signos o síntomas de infección y generalmente se acompaña de disfunción tubárica..
   Este derrame puede ser de consistencia variable, desde un trasudado claro a un líquido espeso y gelatinoso y produce una hipoacusia de transmisión.
   Es importante recalcar a los pacientes, y especialmente a sus padres cuando se trata de niños, que OMS no es lo mismo que OMA.
   Terminológicamente el término Otitis media serosa es el más usado, pero debido a que el contenido de la caja también puede ser mucoso o seromucoso, se la ha denominado otitis media mucosa y Otitis media seromucosa. Otos muchos autores, dadas las diferenes caracteristicas que puede tener el derrame, prefieren el término de Otitis media con efusuón, lo cual solo define que existe líquido dentro del oído medio, sin referirse a sus características, dado que la naturaleza de este contenido no puede determinarse mas que a através de una timpanocentesis diagnóstica, la cual no está indicada como técnica diagnóstica inicial.
   El Comite de Definición y Clasificación de la Otitis Media en 1980 propuso una clasificación basada en la duración de la enfermedad y en las características de la efusión en 3 formas:
   ▪    Aguda: de una otitis media aguda. No requiere tratamiento.
   ▪    Subaguda: la evolución es entre 3 semanas y 3 meses. Sólo se diferencia de la forma crónica en su duración. Puede resolverse espontáneamente o evolucionar a una crónica.
   ▪    Crónica. Se define como OMS crónica a la presencia de exudado bilateral más de 3 meses o unilateral más de 6 meses.
                                                          
   Conocida desde el siglo XVI (Eustaquio), se señala a Polittzer como el primero en describir en 1869 el cuadro clínico como una afección específica, que él denominó “otitis media catarral” en un principio y luego "otitis media serosa": existe secreción que puede ser de líquido claro, seroso, o secreción mucosa, viscosa o pegajosa dentro de la cavidad timpánica. Además señaló que el origen del proceso está en una disfunción tubárica, teoría que denominó ex vacuo.
   En 1874 Hinton describe los datos obtenidos en la exploración otoscopica de esta patología, que él denomina "catarro timpanico crónico· y añade que existen dos tipos de secreciones en el oído medio: una fluida y serosa, y otra oscura viscosa y de coloración amarillenta o verde amarillenta, que generalmente es densa.
    Luego no se la menciona apenas en la literatura hasta 1931 en que Proetz encuentra una relación entre los pacientes con alergia y la OMS.
   Tras esta primera denominación, con el tiempo, diferentes autores fueron dándola otros nombre para referirse al mismo proceso: hidropesía timpánica, hidrotubotímpano, tubotimpanitis, otitis catarral recidivante, otitis media exudativa, otitis media con efusión; otitis media alérgica, otitis media secretora, otitis media crónica no supurativa, otitis catarral recidivante, catarro tubotimpánico, otitis media serosa, otopatía secretora, oído mucoide, otitis media secundaria y otitis no supurativa.
   Zechner la define como un proceso patológico del oido medio caracterizado por la acumulación de un fluido en en dicha cavidad sin signos de infección aguda y tras una membrana timpánica intacta. Denominó al proceso otitis media seromucosa.
   En la gran mayoría de los casos, su evolución es favorable, pero su diagnóstico y tratamiento son importantes por la pérdida auditiva que puede producir en una etapa en la que la audición es esencial para el progreso del aprendizaje.
   Hasta que no se instauraron métodos de cribado de la hipoacusia y mejoraron las pruebas impedanciométricas en los años sesenta, no se tomó conciencia de la verdadera importancia de esta enfermedad en los primeros años de vida.
                                       
                                        
   EPIDEMIOLOGIA.
   La incidencia real se desconoce pero se sabe que es elevada tratándose de un proceso muy frecuente.
   Al igual que la OMA es más frecuente en el niño que en el adulto incluso se ha señalado que es la patología ORL más frecuente de la edad pediátrica, disminuyendo a partir de los 4 años y aproximadamente a los 8 años su incidencia es similar a la del adulto. Se han señalado incidencias de hasta un 60% en la edad preescolar.
   Se ha señalado igualmente como la primera causa de hipoacusia infantil.
   Esta mayor incidencia de la OMS en niños y jóvenes está relacionada con la inmadurez estructural y fisiológica de la trompa de Eustaquio y con la inmadurez de su sistema inmune. En el siguiente capítulo se ampliaran estas cuestiones.
   En los últimos 20 años se viene observando un aumento de la incidencia global de esta entidad, pero hay que ser cautos con esta afirmación, pues entran en juego factores como: un diagnóstico más temprano por la mayor experiencia de los observadores, una mejora de las pruebas complementarias y de cribado auditivo y los cambios en los sistemas de salud (posiblemente ha aumentado a expensas del incremento del diagnóstico de cuadros leves de otitis media en edades más tempranas).
   Según Paradise y Rockete, en una serie de 2.253 niños entre 2 meses y 2 años, el 91,1 % habían padecido un episodio de otitis con efusión.
   En todos los estudios epidemiológicos realizados se encuentran más casos en las estaciones frías, relacionando este dato con la facilidad del infante para sufrir infecciones respiratorias.
   En los adultos se encuentran con mayor frecuencia comp0licaciones de la OMS que en los niños.
   En cuanto al sexo no se ha observado diferencias, aunque algunos autores consideran el sexo masculino como factor de riesgo.
   Raza: es más frecuente en la raza blanca, debido a factores anatómicos y funcionales de la trompa de Eustaquio.
 
   CARACTERÍSTICAS.
   - Es más frecuente las edades más precoces de la vida.
   - Produce como síntoma fundamental, y aveces único, una pérdida auditiva, que, al ser bilateral, puede repercutir en el aprendizaje y desarrollo del lenguaje.
   - La concomitancia de corta edad del paciente y la escasa sintomatología que produce produce obliga a su sospecha y a recurrir a procedimientos diagnósticos instrumentales para su diagnóstico.
   - Su tratamiento incorrecto y la falta de vigilancia evolutiva pueden suponer la presencia de secuelas en el oído medio, que conducirán a medio o largo plazo, a la aparición de afecciones graves, como atrofia timpánica con perforación espontánea, atelectasia de la membrana timpanica con posible necrosis aséptica de la apófisis larga del yunque o la aparición de colesteatoma.