El siglo XVIII fue de gran trascendencia para la cirugía: se convertía en una técnica, la profesión de cirujano pasaba a tener un rango universitario, y se comenzaba a aplicar el programa de Sydenham, contribuyendo así a enriquecer la observación clínica y la nosografía. Ya en el último tercio de la centuria, Hunter trató de fundamentar la patología quirúrgica en la investigación biológica y experimental.