• Amigdalitis aguda vírica.
  • Amigdalitis aguda bacteriana.
  • Clasificaciones.
 
   Es una enfermedad febril y de evolución limitada, caracterizada por la aparición de dolor de garganta. Su virulencia se relaciona con los microorganismos infectantes y depende de las resistencias inmunológicas del paciente. Si bien la sintomatología faríngea es lo más evidente de esta enfermedad, el cuadro se acompaña además de una sintomatología de afectación general manifiesta.
   El cuadro clínico más característico es el comienzo repentino con síntomas sistémicos de orden general:
  • Fiebre que puede asociar escalofríos. En el niño puede ser el único síntoma objetivo que se recoge en la anamnesis. Su aparición súbita es habitual en la estreptococia amigdalar. La aparición paulatina y gradual de los síntomas es más característica de los procesos virales.
  •  Malestar general y decaimiento. Síntoma inespecífico de aparición frecuente pero no obligada.
  • Cefalea, sin ser patonogmónico es un síntoma muy común en los cuadros estreptocócicos.
  • Síntomas digestivos: dolor abdominal y vómitos son característicos de la estreptococia faríngea en la infancia. El dolor abdominal también puede aparecer en la mononucleosis.
  • Lagrimeo y enrojecimiento ocular. Cuando estos síntomas se asocian a una faringoamigdalitis febril debe sospecharse que está producida por adenovirus.
  • Síndrome catarral de vías altas. Un cuadro catarral de vías altas asociado, con obstrucción nasal, rinorrea anterior o posterior, sugiere una etiología viral.
   Enseguida aparecerán síntomas locales de infección faringoamigdalar:
  • Molestias faríngeas que pueden ser muy variables, desde un prurito faríngeo hasta un dolor tan intenso que impide la deglución. Cuando el proceso está instaurado, lo normal es que el paciente tenga una faringalgia que se manifiesta en reposo, pero que se acentúa al abrir la boca y con la deglución de saliva o alimentos. En niños muy pequeños incapaces de expresarse, se manifiesta por irritabilidad y rechazo del alimento.
  • Otalgia. A través del nervio glosofaríngeo se puede producir una otalgia refleja. Un ejemplo característico es la otalgia refleja que se presenta en el postoperatorio inmediato de los amigdalectomizados. No obstante, la faringoamigdalitis aguda puede complicarse con una otitis media aguda. En tal caso hablamos de otodinia en vez de otalgia.
  • Sialorrea. Es un signo de inflamación importante de la faringe de aparición más frecuente en los niños que en los adultos. La presencia de odinofagia, sialorrea y trismus es temible, ya que, cuando menos, indica que puede existir una afectación del espacio periamigdalino.
   Pasados algunos días pueden aparecer otros síntomas de afectación local y regional, que son un poco más tardíos que los anteriores:
   - Aliento fétido. Es un síntoma bastante inespecífico, ya que puede tener su origen en la cavidad oral, la región nasosinusal o las vías aerodigestivas y por supuesto en los procesos inflamatorios faríngeos.
   - Trismus. La aparición de trismus se asocia a flemones y accesos periamigdalares que afectan por vecindad a la musculatura pterigoidea próxima. El trismus es completo y brutal en caso de afectación directa del espacio parafaríngeo.
   - Síntomas de obstrucción faríngea. La inflamación aguda de las amígdalas palatinas determina un incremento de su volumen, lo que puede provocar la aparición de síntomas obstructivos o exacerbar los existentes.
   - Cervicalgia. Generalmente se asocia a una adenitis inflamatoria aguda de los ganglios cervicales tributarios del territorio faringoamigdalar. Es propio del infarto inflamatorio y certifica la afectación regional de la inflamación faringoamigdalar.
   - Manifestaciones cutáneas. Algunas infecciones faríngeas se asocian con manifestaciones de enfermedad cutánea, lo cual facilita la realización del diagnóstico etiológico, como es el caso de la escarlatina. Las manifestaciones se deben a las toxinas eritrogénicas del estreptococo y cursa con faringitis, fiebre, escalofríos, vómitos, cefalea y exantema cutáneo, que suele aparecer tres días después del inicio de una estreptococia faringoamigdalar.
   - Dolores articulares.
   Este cuadro puede durar 4 a 6 días y se va resolviendo poco a poco.
 
   La exploración muestra unas amígdalas congestivas e inflamadas que suelen estar cubiertas con placas de un exudado blanquecino de fibrina, o no. Cuando aparece este exudado es blando y friable, no adherido al parénquima subyacente y limitándose a los orificios de abertura de las criptas. Este exudado se describe como folicular cuando aparece como múltiples placas pequeñas y como pseudomembranoso cuando las placas son confluyentes formando un manto. En la inflamación suele participar todo el tejido del anillo de Waldeyer. La lengua puede aparecer saburral y puede haber un denso exudado en la pared posterior de la faringe.
   En el examen del cuello deben palparse todas las regiones, pudiendo presentar linfadenopatías yugulodigástricas; deben evaluarse número, tamaño, dureza, movilidad y sensibilidad de las mismas. La región subdigástrica suele ser la más afectada en las infecciones faringoamigdalares.
   La existencia de adenopatías cervicales clínicamente manifiestas en los procesos faringoamigdalares, tienen su significado semiológico pues confirman que se trata de un proceso locorregional; y a la inversa, la inflamación faringoamigdalar sería más limitada, únicamente local, si no hay adenopatías cervicales satélites. Esta última consideración a veces es útil, p. e. cuando una madre exagera los síntomas inflamatorios faringoamigdalares que presenta su hijo y el ORL duda acerca de su existencia. Es excepcional observar cuadros faringoamigdalares graves y repetidos sin la existencia asociada de infarto ganglionar cervical.
   En los niños se aconseja descartar posibles erupciones cutáneas por el cuerpo.
   Si bien es importante determinar las peculiaridades clínicas propias de cada uno de los dos tipos etiológicos de amigdalitis, víricas y bacterianas, como ya hemos expuesto, no siempre hay una separación neta entre las dos variedades, ya que las víricas pueden sobreinfectarse tomando el aspecto de las bacterianas, e inversamente las bacterianas pueden presentarse durante toda su evolución como las víricas. En cada uno de los dos grupos no hay siempre una concordancia de relación entre germen productor y cuadro cínico, ya que un mismo germen puede producir aspectos variados y un mismo cuadro clínico puede ser debido a diversos gérmenes.