Los primeros intentos para cuantificar la capacidad auditiva consistían en determinar la distancia mínima a la cual un sujeto era capaz de percibir un sonido, la palabra, o el tic-tac de un reloj. Posteriormente se idearon aparatos que emitían sonidos de tonos conocidos pero de intensidad no cuantificable.
   El término acumetría comprende todos aquellos métodos exploratorios para la evaluación de la función auditiva que se pueden realizar por medios no radioeléctricos. La mayoría de ellos han quedado obsoletos, pero algunos tienen todavía una vigencia permanente, ya que permiten al otólogo-audiólogo hacer una rápida exploración auditiva, permitiendo al profesional con experiencia tener una idea bastante exacta, cualitativa y topodiagnóstica, de la audición del sujeto.
   Por tanto, las pruebas acumétricas son pruebas subjetivas que valoran de forma cuantitativa la capacidad funcional del órgano auditivo y cualitativamente permiten hacer un topodiagnóstico de los trastornos auditivos.
   Existen dos tipos de acumetría: la verbal, o fónica, y la instrumental realizada mediante diversos instrumentos diseñados a tal fin.
 
   La acumetría instrumental en un principio se realizó con un reloj de bolsillo, luego se diseñaron relojes especiales para la exploración auditiva, o acúmetros, que producen un tictac parecido al del reloj, siendo los más representativos los de Bezol, Hartmann, Lucae, existiendo otros modelos de otros   coetáneos. Actualmente es imposible adquirir un reloj de este tipo, pero lo cierto es que muchos pacientes averiguan su pérdida de audición cuando constatan que no oyen su reloj. Otro dispositivos de la época fueron el silbato de Galton y el monocordio de Struycken. El pito o silbato de Galton posee una rosca numerada que permite variar la frecuencia, su única ventaja con respecto a los diapasones es que puede alcanzar hasta los 12.000 Hz, que no son alcanzables con los diapasones. Estos instrumentos están hoy relegados al olvido y se pueden contemplar en los museos de medicina.
   Estos instrumentos fueron desplazados por el diapasón, que es el que se utiliza actualmente.
 
 
     ACUMETRÍA FÓNICA.
   Si bien la acumetría verbal es una exploración caída en desuso, es interesante saber como se realizaba.
   El paciente es colocado en una silla giratoria. El suelo está marcado a intervalos de un metro desde un punto situado justamente debajo del centro de la silla. Primero se valoran ambos oídos a la vez y luego cada uno por separado. La incapacidad auditiva se expresa según la distancia a la que puede oírse la voz. Es importante que el paciente no pueda ver la boca del examinador. Para ello el examinador puede cubrirse la boca, o bien se puede situar de espaldas al paciente, ya que si se opta por ordenarle que cierre los ojos, puede parecer que están cerrados aunque no lo estén del todo, y la falta de concentración puede hacer que se abran bruscamente. La finalidad de estas precauciones es que el paciente no aumente su comprensión con la lectura labial, ni haga ajustes subconscientes a sus respuestas por conocer la distancia de la que proceden las palabras. Por todo ello, es preferible que el examinador mantenga siempre la boca cubierta ocultándola tras una revista por ejemplo.
   El examinador va emitiendo palabras para que el paciente las vaya repitiendo. Las palabras están ya seleccionadas y son palabras que cubren todos los sonidos de tonos altos y bajos (ver listado de palabras en logoaudiometría).
   Si un paciente puede oír las palabras pronunciadas a una distancia de 3´6 m, tanto con ambos oídos como con cada uno por separado, no es probable que exista ningún defecto de audición que le impida la comunicación en las circunstancias diarias. Si esta capacidad se extiende a 6 m, cabe presumir que de existir una pérdida de audición es muy leve y de muy poca importancia. La distancia que se anota como resultado de la prueba es aquella a la que el paciente entiende el 100 por 100 de las palabras bisílabas. Cuando se valora cada oído por separado, un asistente ocluye firmemente con la palma de la mano el oído que no está siendo examinado, o bien, el propio paciente puede presionar el trago contra el conducto con su dedo pulgar. Según del espacio de que se disponga, se comienza a 4 ó 6 m de distancia y se va acercando hacia el paciente, repitiendo la prueba cada medio metro. Cuando se llega al punto en el que el paciente parece oír sin dificultad, el examinador retrocede con lentitud hasta determinar la distancia a la que el paciente logra repetir todas las palabras que se le ofrecen.
   Tras la realizar la prueba en un tono de voz normal se repite la misma lista de palabras con voz cuchicheada, la respuesta positiva a las distancias mencionadas permite presumir también la ausencia de toda pérdida importante de audición.
   Las apreciaciones de esta prueba son muy subjetivas y no aporta datos sobre la causa y localización de la hipoacusia.
   
   Prueba de los sonidos Ling.
   La prueba de los seis sonidos Ling es una herramienta de acumetría fónica que permite a padres y profesionales tener una noción rápida y sencilla de la correcta audición de niños portadores de prótesis auditivas o de implantes cocleares. 
   Los seis sonidos Ling /a/, /u/, /i/, /s/, /ch/, /m/ pronunciados con intensidad normal y a una distancia de dos metros proporcionan información acústica en los rangos de frecuencias en la zona del lenguaje, donde se pueden ubicar todos los fonemas del habla. Si no son audibles los sonidos de Ling, tampoco lo serán los fonemas que están en la misma banda.
   La prueba se puede realizar pidiendo al niño que levante la mano o que suelte un juguete cando oiga alguno de los sonidos, al hacerlo de esta forma no puede discriminar que sonido a escuchado. Para poder discriminarlo el niño tendría que repetir el sonido, señalarlo o escribirlo y de esa manera se puede saber si el sonido que el niño escuchó corresponde al del estímulo.
   Al realizar la prueba, dependiendo de la edad auditiva, se aconseja sentarse frene al niño en un ángulo de 45º. Los sonidos se han de emitir con voz normal y han de tener la misma duración cada uno de ellos. Es mejor emitirlos aleatoriamente para que el niño no pueda predecir el orden de los mismos. También se pueden variar las pausas ente la emisión de cada uno de ellos. Se han de emitir tres veces cada uno de ellos de forma aleatoria. Mientras que se realiza la exploración se ha de anotar la distancia, los cambios observados y los comentarios que sean de interés.
   Interés de la prueba:
   - Permite supervisar cualquier cambio e la audición.
   - Con ella se detecta cualquier cambio o modificación en el sistema de amplificación utilizado por el niño.
   - Si el niño detecta todos los sonidos de la prueba es capaz de escuchar el rango completo del espectro del habla.
   - Permite observar las diferencias que haya entre diferentes sistemas de amplificación.
   - Mide la audibilidad a diferentes distancias y frecuencias.
   - Predice la capacidad para reconocer diferentes fonemas del habla.
   - Permite hacer cambios o ajustes en el sistema o tomar las decisiones apropiadas en cada momento.
 
   La vocal /a/ se encuentra en las frecuencias medias. La /u/ entre las medias y graves. La /i/ en graves y agudas. La consonante /m/ en graves, la /ch/ y la /s/ en agudas.
   Todas las personas que se encargan de estos niños hipoacúsicos pueden utilizar esta prueba, pues es una herramienta muy útil para la valoración de como funciona el sistema de amplificación y por supuesto de la audición del niño en cada momento. 
 
   Resultados:
   - Si confunde la /u/ con la /m/ puede indicar problemas en las frecuencias graves por debajo de 300 Hz.
   - Si confunden /i/ con la /u/ puede indicar problemas en frecuencias agudas por encima de 1500 Hz.
   - Errores en la detección de /ch/ problemas en frecuencias agudas en tono a los 2000 Hz.
   - Errores en la detección de la /s/ problemas en frecuencias agudas por encima de 3000 Hz.
   - Si confunde la /a/ con la /u/  problemas en frecuencias graves por debajo de 1000 Hz.
 
 
   ACUMETRÍA CON DIAPASONES.
   Los diapasones son sencillos aparatos de acero en forma de horquilla que al golpearlos emiten un sonido de una frecuencia determinada. El diapasón fue inventado en 1711 por el músico ingles John Sorel para disponer de un tono puro con el que afinar sus instrumentos. Se emplearon en experimentos de acústica y a principios del siglo XIX comenzaron a utilizarse, junto con los cilindros de Koëning, en la exploración auditiva.