• El sonido.
  • Campo auditivo normal.
  • Audiometría.

                                                                                                                 

   La Audiología es la ciencia de la audición. El primer objetivo de la audiología es la valoración funcional del órgano de la audición. El sentido de la audición precisa de dos elementos, el estímulo que es el sonido, y el receptor-sensitivo que es el sistema auditivo.

   Desde el comienzo de la otología la exploración de la capacidad auditiva ha ido experimentando notables cambios. Las primeras exploraciones de la audición consistieron en la acumetría fónica y la acumetría instrumental. La llegada de la electricidad supuso un gran avance para la audiología pues permitió el desarrollo de las pruebas audiométricas electrónicas que son instrumentos fundamentales para realizar los diagnósticos. La audiometría electrónica permite cifrar las pérdidas auditivas y determina la magnitud de éstas en relación con las vibraciones acústicas (valoración cuantitativa de la audición). Además permite al audiólogo realizar una localización anatómica del trastorno auditivo (valoración diagnóstica).

   La evaluación audiológica del paciente con daño auditivo debe de considerar el tipo y grado de daño, su etiología y la incapacidad resultante. El audiólogo participa en todos los aspectos de esta evaluación y luego en la educación y rehabilitación del sordo.

                            

                    

         

     EL SONIDO.

   El sonido es el estimulo específico del órgano auditivo. Las cc sensoriales auditivas son estimuladas selectivamente por vibraciones sonoras. Los ruidos de la vida diaria están constituidos por un conjunto más o menos complejo de sonidos puros.

   Como se expone ampliamente en el tema 84.1ª, el sonido físicamente es una sacudida o vibración elástica de los elementos del medio por el que se propaga, pudiendo ser éste, gas, líquido o sólido. Esta sacudida produce un movimiento oscilante de partículas materiales alrededor de su posición normal de equilibrio o de reposo transmitiendo el movimiento vibratorio a sus elementos vecinos. Produce una rarefacción y compresión alternante de las partículas del medio, hay un transporte de energía pero sin transporte de materia. Este movimiento oscilante es elástico y comparable al de la superficie del agua ondulante, formando una onda sinusoidal que se traduce groseramente en el plano fisiológico por dos cualidades sensoriales que hacen diferente a cada sonido:

 

   - Altura: traduce la frecuencia de las vibraciones: vibraciones dobles (VD) o ciclos (c/seg. o hercio).

   - Sonoridad, o sonia, es la relación intensidad-sensación. Esta cualidad del sonido está en función de la intensidad física, es decir, traduce la amplitud de las vibraciones. La amplitud es el grado de desplazamiento pendular de las particular del medio por el que se propaga el sonido. Se puede identificar con la energía de un sonido.

 

  

                             

   Un sonido puede representarse por una gráfica cuyas coordenadas corresponder a la frecuencia en abscisas y a la intensidad en ordenadas. Conociendo el valor de la intensidad del sonido y conociendo la relación entre intensidad y sensación, se puede determinar la magnitud de la audición. Para la valoración de estos dos parámetros se utilizan las unidades de medida que a continuación expondremos.

   El fenómeno de la audición, como otras sensaciones, está regido por la ley psicofísica de Weber-Fechner, que se resume así: la sensación crece en progresión aritmética cuando la excitación crece en progresión geométrica, es decir que la sensación crece en relación directa con el logaritmo de la excitación medida en unidades físicas (en la audición la intensidad aumenta en progresión geométrica, mientras que la percepción auditiva aumenta en progresión aritmética). Por esto las unidades que se han elegido para valorar y objetivar los parámetros de intensidad y altura de la sensación auditiva son unidades logarítmicas:

 

   - La octava para las frecuencias.

   - El decibelio para la intensidad.

 

   Desde el momento en que se intentó medir la audición se hubo de establecer un patrón para determinar el grado de agudeza o pérdida auditiva contado en unidades, después se buscó la forma de anotarlo en un gráfico para facilitar la comprensión. La parte mas complicada del problema fue encontrar las unidades de medida.

                                    

                                       

   Unidad de altura: frecuencia.

   La unidad física de altura es la vibración doble, ciclo o período por segundo, o Hertz, es decir, la frecuencia. La frecuencia es la velocidad a la que se produce la compresión y rarefacción de las partículas del medio de un sonido determinado, por tanto, viene dada por el número de ondas de sonido que pasan por un punto dado por cada segundo. A una compresión y rarefacción simple se denomina ciclo y la frecuencia es el número de ciclos en la unidad de tiempo.

 

   De acuerdo con el Sistema Internacional de Unidades se mide en hertz, siendo el símbolo representativo Hz. Se dice que es una unidad derivada, puesto que dicha unidad es recíproca del segundo, el cual es una unidad de base SI. Por tanto una frecuencia que antes se representaba como 1000 c.p.s. o 1000 c/s, actualmente se representa como 1000 Hz.

   La unidad audiométrica escogida es la octava que objetiva bastante bien los crecimientos de sensación de altura por parte de la audición humana. Según la ley de Weber, la octava está relacionada con la VD/segundo mediante una relación logarítmica, es decir, que la sensación de altura crece como el logaritmo de la frecuencia.

   En psicoacústico a la percepsión sensorial de la frecuencia  física de un sonido se la conoce como tono del sonido. El oído humano es capaz de reconocer sonidos cuya frecuencia esté entre 20 y 20.000 Hz, ahora no presenta una sensibilidad uniforme a todas estas frecuenicas. Su sensibilidad es mayor en las frecuenicas medias  entre 125 y 8.000 Hz con un pico de máxima sensibilidad en 1000 Hz. Estos quiere decir que el oído humano puede oir un sonido de 1.000 Hz a una presión sonora más baja que otro sonido de cualquier otra frecuenica del espectro auditivo.

   Si bien la frecuencia de un sonido tiene su representatividad sensorial en el tono del sonido, aunque ambos factores, frecuenica y tono, están relacionados no son exactamente la misma cosa. De hecho hay enfermedades del oído interno que distorsionan la percepción auditiva tonal, de forma que un mismo estímulo de idéntica frecuencia puede ser percibido por el sujeto como tonos distintintos con cada uno de los oídos; a este fenómeno se le conoce como diploacusia. Algunos autores han propuesto una medida propia para la percepción del tono cuya unidad es el Mel.                                      

                     

   Unidad de intensidad.

   La intensidad física del sonido es percibida como intensidad sonora o sonoridad. Como se ha expuesto más arriba entre los niveles acústicos de intensidad y los niveles de sonoridad se establece una relación psicofísica que es regida por la ley de Weber-Fechner. La intensidad acústica debe crecer en progresión geométrica para ser percibida con incremento en progresión aritmética.

   En el hombre el campo de intensidades sonoras perceptibles es muy considerable. El límite inferior, o umbral, está muy cercano del límite de ruido de fondo físico del cuerpo debido a la energia térmica (movimiento browniano). El límite superior está limitado por la sustitución de la sensación sonora por una sensación dolorosa. La relación de potencia sonora entre la que produce el umbral de percepción y la que llega a producir el umbral doloroso es de 10 11. Si esta relación se expresase gráficamente suponiendo al umbral 1 mm, la potencia dolorosa vendría representada por una longitud de un millon de Km. Entonces ocurre que lo que es una variación tan grande sólo se puede representar mediante una escala logarítmica.

   La presión del sonido más débil que puede detectar un oído humano sano es de 20 millonésimas de pascal que es un valor 5.000.000.000 de veces inferior a la presión atmosférica normal de una atmósfera. Una atmósfera equivale a 1 Kg por cm² o  a 10 tdas. por m². Esta valoración de presión de 20 µPa es tan pequeña que solo hace desplazarse la membrana timpánica una distancia inferior al diámetro de un átomo. Sin embargo, en el lado opuesto es sorprendente que el oído humano pueda soportar presiones un millón de veces mayores. Por eso si se quisiera medir el sonido en Pa se habrían de utilizar números muy grandes e inmanejables.

 

   La unidad de intensidad física es el watt acústico por centímetro cuadrado. La magnitud de referencia escogida corresponde a la intensidad necesaria para obtener el umbral normal de audición binaural en las frecuencias de 1000 Hz, es decir la menor intensidad audible. Esta intensidad corresponde a: 10 -16  W / cm² y es válida para todas las frecuencias.

   Los ruidos muy intensos tienen intensidades de hasta mil millones de veces superiores a esta intensidad umbral de 10 -16  W / cm². Para determinar el nivel de intensidad I de un sonido se podría hacer por la relación I / I0 ; pero esta relación varía en unas proporciones enormes según la intensidad que se considere, así a una intensidad máxima el umbral del dolor al sonido sería del orden de 10¹² para la frecuencia de 1000 Hz. Las medidas absolutas de intensidad sonora son bastante difíciles de manejar y tienen poco interés clínico.

   Por todo lo expuesto, para la práctica diaria clínica se ha recurrido a una escala más reducida para medir la intensidad del sonido y se ha cifrado este valor de intensidad por una unidad logarítmica que se adapta mejor a las propiedades del oído, y que responde mejor a la ley Weber-Fechner. La unidad audiométrica adoptada es el decibelio, que es la décima parte del bel, expresada por la relación entre dos intensidades de tonos particulares:

 

 

  

 

   El bell se define como el logaritmo de la relación entre la potencia de la fuente estudiada, expresada en W/cm2  y la fuente de referencia. Esta no es, por tanto, una unidad física de medida sino que es un nivel de sonido. 

   En la práctica el bell es una unidad demasiado grande por lo que se ha tomado como medida un submúltiplo, el decibelio. Para acomodarlo a las medidas físicas, el decibelio está  mejor expresado por el logaritmo de la relación P / P0 que por la relación I / I0, ya que se trata de la relación de dos presiones acústicas. Hay que tener en cuenta que los científicos miden la presión del sonido y no la intensidad como hacemos los clínicos. La presión es proporcional a la raíz cuadrada de la intensidad. Un dB corresponde a un 12% de cambio en la presión del sonido.

   Este valor de l de la presión acústica de base P0, constituye la magnitud de referencia para todas las frecuencias y corresponde al cero decibelio absoluto definido por la ISO en 1965.

  Esta escala de decibelios emplea el umbral de audición de 20 µPa como nivel de presión de referencia y este punto se define como 0 dB. Después cada vez que se multiplica el nivel de presión en Pa por 10 equivale a sumar 20 dB al nivel en dB anterior. Así 200 µPa corresponden a 20 dB, 2000 µPa a 40 dB y así sucesivamente. De esta forma, la escala en decibelios comprime la gama de un millón de veces a otra de 120 dB.

 

   En la figura de la izquierda se pueden observar los niveles de presión sonora de varios sonidos familiares, tanto en dB como en Pa.

   Otro aspecto interesante de la escala en dB es, que da una aproximación mucho mejor a la percepción humana de las sonoridades relativas por las que el oído reacciona a la proporciones de cambio de nivel que la escala en pascales. En la escala de dB, 1 dB significa siempre el mismo cambio relativo en cualquier punto de la escala. Además, 1 dB es el cambio más pequeño que el oído puede apreciar. Un aumento de 6 dB equivale a doblar el nivel de presión sonora, pero para producir un sonido de sonoridad doble se requiere un aumento de 10 dB.

 

   Cuando se dice que un sonido es de n dB, se sobreentiende que es n dB por encima del sonido de referencia, es decir, del cero decibelio absoluto. El decibeliotraducido a unidades físicas,varía considerablemente dependiendo de la frecuencia y de la intensidad del sonido. Es por tanto una unidad fisiológica más que una unidad física. Todas las mediciones se efectúan por comparación con una intensidad 0 dB que corresponde a 10 a la -16 vatios / cm o lo que es igual a 0´000204 dinas/ cm² y que es un valor que se encuentra justamente en el umbral auditivo del promedio de las personas normooyentes, es decir que 0 dB corresponde a la mínima cantidad de sonido capaz de estimular el oído en la frecuencia de 1000 Hz. El decibelio equivale a 0´1 bel. En la práctica audiológica el bel resulta demasiado grande y por ello se emplea su décima parte, el decibel.

   Se denomina bel en memoria del inventor del teléfono, Graham Bell.

             

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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