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Tratamiento según la fase evolutiva.
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Timpanocentesis.
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Miringotomía.
TRATAMIENTO SEGÚN LA FASE EVOLUTIVA.
▪ Tratamiento en la fase de obstrucción tubárica.
Se ha argumentado que los esfuerzos para lograr la apertura y permeabilidad de la trompa en el curso de una infección de VRA no harán sino aumentar las posibilidades de que la infección se extienda a la cavidad del oído medio. Probablemente es cierto para cualquier método que suponga la entrada violenta de aire, tal como la técnica de Politzer o la cateterización de la trompa. No obstante, debido a que la obstrucción tubárica predispone por sí misma a la aparición de exudado en el oído medio a consecuencia de los cambios de presión, y a que cuando este exudado se infecta proporciona el medio de cultivo perfecto para la multiplicación de los gérmenes y la diseminación masiva de la infección, existen importantes razones para intentar la apertura de la trompa mediante descongestivos locales combinados con los actos de tragar y bostezar, con objeto de elevar la presión del aire del oído medio a nivel de la atmosférica.
Con esta finalidad pueden prescribirse gotas nasales de suero fisiológico con clorhidrato de efedrina al 1% o con oximetazolina que se instilan en la ventana nasal del lado del oído afectado con el paciente acostado, de forma que las gotas drenen por acción de la gravedad hacia la zona del orificio rinofaríngeo de la trompa. Se recomienda instilar primero tres o cuatro gotas para lograr la retracción de la mucosa nasal y efectuar una segunda aplicación al cabo de cinco minutos pidiendo al paciente que inspire por la nariz con suavidad. Acto seguido se le suministran caramelos o pastillas para chupar y se le dice que bostece de vez en cuando, hasta la siguiente instilación que se ha de realizar al cabo de cuatro horas. Originan una rápida descongestión de la mucosa nasal y faríngea. Realmente no hay estudios que confirmen la eficacia de estas medidas.
Existen otra serie de fármacos propuestos como coadyuvantes, como antihistamínicos, descongestivos orales, etc, que a pesar de su popularidad no han demostrado su eficacia, si bien pueden utilizarse para conseguir un alivio sintomático. La administración de antihistamínicos sólo está justificada en caso de alergia demostrada y en su contra se argumenta un posible efecto de paralización de la función ciliar. No hay estudios a doble ciego con placebo sobre antihistamínicos.
La fase de obstrucción tubárica puede producir pequeñas otodinias que requieren de la administración de algún analgésico. La administración de antinflamatorios no esteroideos, cuya ventaja seria la de ser simultáneamente antiálgicos, está por demostrar si tiene algún valor terapéutico en este caso.
Los corticoides administrados por vía general o local en forma de espray se utilizan, pero no existe ningún estudio a doble ciego que confirme su eficacia. No se prescriben antibióticos, ya que la obstrucción de la trompa no pronostica por si misma la supuración y no es aconsejable arriesgarse a crear sensibilidad a los antibióticos a menos que exista una infección bacteriana importante.
▪ Tratamiento en la fase de presupuración.
Esta es la fase en la que más fácilmente puede tratarse médicamente la OMA. De no aplicar el tratamiento adecuado, la afección vírica pasa casi siempre a la fase de supuración, aunque muchas veces, aún aplicándolo, el proceso seguirá sus fases inexorablemente. El tratamiento se basa en medidas higiénico-dietéticas, antibioterapia, analgésicos y descongestivos nasales.
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