• Indicaciones.
  • Técnicas quirúrgicas.
  • Incidencias quirúrgicas.
  • Resultados.

         

          

 

   El tratamiento de la otosclerosis es esencialmente quirúrgico y no existe actualmente ninguna otra posibilidad terapéutica que la pueda sustituir garantizando el éxito de la misma forma, si bien, es electivo.

    La cirugía del estribo en la otosclerosis tiene por finalidad restablecer la transmisión del sonido por vía aérea, consistiendo en la sustitución del estribo por una prótesis, si bien existen técnicas sin prótesis que se encuadran bajo el nombre genérico de estapedoplastias.

    El tratamiento quirúrgico de la otosclerosis, después que los últimos avances en esta cirugía han dado resultados positivos y consistentes en el tiempo, ha llegado a ser uniforme en todo el mundo, siendo la estapedectomía la técnica utilizada, habiendo quedado relegadas para la historia de la O.R.L. la fenestración del conducto semicircular y las movilizaciones del estribo.

    La estapedectomía es el procedimiento universal básico para efectuar la cirugía del estribo, practicándose hoy con un 90% de éxito. Existen diversas variantes técnicas de la misma, consiguiendo todas ellas una ganancia funcional espectacular y que además parece que relentizan o interrumpen la repercusión coclear del proceso. Las principales variaciones de la técnica se relacionan con la diferente forma de eliminar el estribo, diferentes formas de abrir la ventana (estapedotomía, láser), el tipo de material empleado para cubrir la ventana oval y la elección del tipo de prótesis incudoestapedial que conectará el yunque con la ventana.

   El paciente ha de estar bien informado de los riesgos y posibles consecuencias nocivas de la intervención, pues los fracasos y complicaciones pueden ocurrir hasta en las manos más expertas. Las posibilidades de ganancia auditiva vienen limitadas por el gap entre las dos vías.

   

    

   INDICACIONES.

   Los pacientes deben de ser elegidos correctamente. La otosclerosis es muy raro que llegue a producir a una sordera total y el paciente que se beneficia con la estapedectomía también lo puede hacer con un audífono. Siendo un procedimiento electivo, que entraña riesgos mínimos pero reales, no se debe presionar a ningún paciente para que se opere si no lo desea. A la hora de dar el consentimiento informado, el paciente debe de conocer perfectamente los riesgos y los beneficios de la intervención, siendo informado de los resultados propios del equipo que lo va a intervenir.

  

   Parámetros funcionales a considerar:

   Existencia de una hipoacusia socialmente incómoda: la sordera ha de ser superior en el audiograma a 30 dB con un Rinne suficiente como para justificar la intervención, el cual se estima en 25-30 dB.

   Otosclerosis avanzadas con importante pérdida neurosensorial. Cada vez son más los datos que indican los beneficios de la estapedectomía en estos casos, ya que la pequeña mejoría que pueden experimentar, al corregir el componente conductivo de la hipoacusia, es muy estimable para la colocación de un audífono.  Hoy se considera que este es el criterio puede ser aplicado de forma general, pudiendo plantearse la indicación de la intervención incluso en casos de otosclerosis evolutivamente muy avanzadas, con gaps aérea-ósea muy pequeños, incluso de 10 dB, en los que una pequeña ganancia supone mucho, p.e. para ponerse una prótesis.

   En casos de que exista alguna reserva electrofisiológica es preferible realizar una estapedectomía que un implante coclear.

   Otosclerosis unilateral: se debe de decidir individualmente sopesando la incapacidad que supone la hipoacusia. Es una decisión difícil cuando el otro oído oye perfectamente, o cuando la ganancia máxima a conseguir con la cirugía no puede superar un umbral de 30 dB.

   Intervención del 2º oído: tras la cirugía con éxito de un oído, es lo prudente, dejar el lapso de un año entre ambas intervenciones, pues es el tiempo que se considera oportuno para descartar posibles complicaciones.

  

   Parámetros clínicos:

   Edad: en las formas infantojuveniles se aconseja esperar. Estos pacientes no son buenos candidatos debido a la mayor incidencia de disfunciones recurrentes de la trompa y a  la comprobación de que antes de los 20 años hay una mayor incidencia en el cierre de la ventana oval por la actividad persistente de los focos y su rápida evolución. Esto no quiere decir que la intervención acelere la evolución.

   La edad avanzada no constituye contraindicación, los ancianos en general responden muy bien a la intervención, incluso se puede realizar en pacientes con un cierto mal estado general.

   -  Profesión: en determinadas profesiones de riesgo que requieren un excelente funcionamiento del equilibrio corporal, se ha de tener en cuenta la posibilidad de que puede quedar un cierto desequilibrio posquirúrgico. Lo mismo diremos de las profesiones en ambiente ruidoso.

   También se ha de valorar la posible coexistencia de otras patologías asociadas.

  

   Selección del oído.

   - El oído funcionalmente peor se ha de operar primero y en hipoacusias simétricas el candidato será el oído con más zumbido y Weber lateralizado.

   - En igualdad de condiciones en cuanto a la discriminación, se selecciona el oído con mayor pérdida de umbral.

  

   Contraindicaciones.

   -    Discrasias sanguíneas o paciente anticoagulados. Puede ser absoluta o temporal y exige siempre la colaboración del hematólogo.

 

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