• Técnicas intratimpánicas no destructivas.
  • Laberintectomía química.
  • Técnicas intratimpánicas de laberintectomía química.

  

   Es sabido lo difícil que resulta en algunos casos que el tratamiento médico mantenga estable al paciente con EM, pudiendo reaparecer las crisis cuando menos se esperan. No obstante, no siempre se puede valorar de forma definitiva en que casos el tratamiento médico no es eficaz. En estos casos se ha de plantear otra alternativa de tratamiento pudiendo tener que tomar la decisión de recurrir a los tratamientos farmacológicos intratimpánicos, la laberintectomía química o  un tratamiento quirúrgico.

   Para tomar una decisión de este tipo es aconsejable esperar el resultado de un período entre seis u ocho meses de tratamiento médico. Si no se obtiene este período un resultado positivo sobre el control de las crisis se toma la decisión de avanzar en el tratamiento. Algunos autores indican que no sólo se ha de valorar el tiempo, sino además se ha de tener en cuenta la intensidad y frecuencia de las crisis, el grado de hipoacusia y la situación sociolaboral del paciente, es decir, el grado de incapacidad o invalidez, tomando la decisión de proceder hacia uno de estos tratamientos más agresivos sólo cuando las crisis impiden el desarrollo de una vida con calidad aceptable.

   Como alternativa previa al tratamiento estrictamente quirúrgico existen una serie de técnicas basadas en la administración de fármacos por vía general o mediante instilaciones intratimpánicas, con efectos que pueden ser antiinflamatorios, inmunosupresores y sobre todo laberintotóxicos.

   La ablación química del SV puede realizarse de tres formas:

     Administración parenteral por vía IM o I.V. del producto laberintotóxico.

   Administración unilateral y más selectiva del fármaco. Consiste en la instilación de un fármaco intratimpánicamente en el oído medio para ser absorbido por el oído interno. Estas técnicas de instilación intratimpánica se encuentran a caballo entre el tratamiento médico y el quirúrgico. Schucknecht fue el primero en describir esta técnica para el tratamiento de la EM. Existen diversas teorías para explicar como puede penetrar un fármaco depositado en el oído medio al oído interno. La vía de mayor penetración se realiza a través de la membrana de la ventana redonda (recordar anatomía e histología capítulo 02.1ª.03), pero también puede penetrar por el ligamento anular de la ventana oval, por los vasos sanguíneos y linfáticos, y por pequeñas lagunas óseas que pueda haber en la cápsula ótica. La membrana redonda es permeable a ciertas sustancias dependiendo de algunos factores como son: la propia estructura individual de la membrana, el tiempo de contacto entre el fármaco y la membrana y la edad del paciente, entre otros. 

     Aplicación del fármaco en el oído interno a través del saco endolinfático o directamente en la perilinfa. Este sistema requiere la fenestración de un CS.

   Cuando la ablación química del laberinto fracasa, muchos autores proponen recurrir a técnicas quirúrgicas.

 

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