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Epidemiología.
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Factores de riesgo.
Bajo el término de tumores de cabeza y cuello se incluye a un grupo de neoplasias localizadas en los senos paranasales, nasofaringe, orofaringe, amígdala palatina, paladar blando, base de lengua, hipofaringe, laringe, cavidad oral, labio y glándulas salivares. Se excluye de esta terminología el resto de los tumores de la vía aerodigestiva superior, neoplasias cutáneas, del sistema nervioso y tiroides.
EPIDEMIOLOGIA.
El análisis de la incidencia es una herramienta fundamental para estimar la magnitud y distribución de un problema de salud. Desde el punto de vista de la organización sanitaria, proporciona los datos necesarios para evaluar las necesidades asistenciales, planificar el uso de recursos y plantear estrategias preventivas prioritarias, como las campañas de diagnóstico precoz. Desde el punto de vista científico, el análisis de la incidencia es a su vez básico para generar hipótesis etiológicas, objetivo señalado ya desde sus primeras ediciones en las publicaciones de referencia sobre incidencia del cáncer.
La epidemiología es una rama de la medicina preventiva y salud pública encargada del estudio de la distribución y la dinámica de las enfermedades en las poblaciones humanas. No es por tanto una competencia directa del otorrinolaringólogo el control de la incidencia de las enfermedades. Sin embargo, los servicios de ORL se encuentran en una excelente situación para mantener bases de datos formales y sistemáticas de los pacientes oncológicos de cabeza y cuello en sus áreas de influencia.
El Registro de Tumores o Registro de Cáncer es la fuente de datos básica para el análisis de la incidencia de esta enfermedad. Existen Registros de Tumores en el ámbito hospitalario (Registro de Tumores Hospitalario) y Registros de Cáncer de base poblacional (Registro de Cáncer Poblacional). Su objetivo es recoger de forma exhaustiva y continuada los datos básicos sobre todos los casos de cáncer. En los registros hospitalarios se recogen todos los casos diagnosticados o tratados en el hospital, cualquiera que sea su procedencia. Las fuentes de datos de los registros de población son tanto hospitalarias (servicios de anatomía patológica, oncología, hematología, otros servicios clínicos, archivo de historias clínicas y servicio de admisión), como extrahospitalarias (registros de mortalidad, atención primaria y otros registros de tumores). Se mantienen también, Registros de Tumores o bases de datos de pacientes oncológicos, en servicios clínicos implicados en el manejo de esta patología. Por último existen entidades supranacionales como la Asociación Internacional de Registros de Cáncer (International Association of Cancer Registries), o en un ámbito más próximo la Red Europea de Registros de Cáncer (European Network of Cancer Registries), que puede ser consultada en Internet.
Los datos de incidencia de GLOBOCAN para España son estimaciones. Utilizan modelos de estimación basados en los datos disponibles de mortalidad e incidencia de los Registros de Cáncer ante la ausencia de datos de incidencia a nivel nacional. Es evidente que esto señala carencias en los Registros de Cáncer de nuestro país. El uso de los Registros de Mortalidad para estimaciones de incidencia merece un comentario aparte por los problemas que genera. En primer lugar, la razón mortalidad/incidencia debe ser considerada con cautela, ya que se ve influida tanto por la supervivencia de los pacientes como por la calidad de los certificados de defunción. Esto es así a pesar de que en el caso del CCC el resultado de un tratamiento inefectivo suele conllevar al fallecimiento por la enfermedad no controlada (es poco habitual el éxitus por otras causas), lo cual aparentemente proporciona una variable resultado fácil de medir (fallecimiento por cáncer) y por tanto, en principio, una causa fácil de certificar. Por otro lado, una forma de estimar la exahustividad de los Registros de Cáncer se basa precisamente en el porcentaje de casos identificados por el certificado de defunción.
El cáncer es la segunda causa de mortalidad en los países desarrollados y es un problema de salud de trascendencia incuestionable. Los tumores de cabeza y cuello son frecuentes representando en España la cuarta o quinta neoplasia en frecuencia para los varones y la decima uo undecima para las mujeres. La mayoria son carcinomas y representan el 5-10% de todos los procesos malignos. En España origina aproximadamente el 5% de las muertes por cáncer lo que supone unas 4.000 muertes anuales y se calcula que para el 2015 habrá unos 12.000 nuevos casos por año . En algunas zonas como el sudeste asiático es mucho más frecuente y es responsable de hasta un 20% de las muertes por cáncer.
La incidencia de los CCC varia no sólo dependiendo de la región geográfica considerada, sino también de la localización anatómica. En Europa el tumor más frecuente es el de laringe, seguido del de orofaringe, cavidad oral y nasofaringe. En la India, sin embargo, el más frecuente es el de cavidad oral, y en China, el de nasofaringe.
Esta distribución sugiere una etiología predominante de tipo ambiental.
La distribución por sexos se decanta a favor de los varones en una relación de 4:1, que en España llega a ser de 10:1.
La edad de aparición suele situarse por encima de los 50 años, siendo más baja si se trata de tumores de nasofaringe y glándulas salivares. Desafortunadamente las previsiones son hacia un incremento en la incidencia de los carcinomas escamosos debido a un importante incremento en la frecuencia de tabaquismo, sobre todo en personas jóvenes.
FACTORES DE RIESGO.
Los factores de riesgo implicados en el desarrollo de este grupo de neoplasias, aunque en muchos casos son comunes, varían según la localización y se resumen a continuación:
- Tabaco: ya sea fumado o masticado, incrementa el riesgo de carcinoma de la cavidad oral, orofaringe, hipofaringe y laringe. Los cánceres epidermoides de rinofaringe es probable que también.
- Alcohol: la ingesta de alcohol incrementa el riesgo de carcinoma de laringe en cinco veces respecto a la población general. Este riesgo aumenta sinérgicamente si se combina con el tabaco. También se incrementa significativamente en el carcinoma de orofaringe, hipoafaringe y cavidad oral.
La eliminación de estos dos factores de riesgos haría que los tumores de cabeza y cuello fuesen raros o poco frecuentes.
- Higiene bucal: cuando ésta es deficitaria se asocia con el cáncer de cavidad oral, así como la irritación crónica de las dentaduras postizas mal ajustadas.
- Infecciones: la infección por Treponema pallidum incrementa el riesgo de cáncer de lengua y de laringe si la infección afecta a este nivel. En el caso de los virus, los datos epidemiológicos implican al virus de Epstein-Barr en la patogénesis del carcinoma de nasofaringe, fundamentalmente en la variedad histológica de carcinoma indiferenciado. En los pacientes infectados por el VIH e inmunodeprimidos la prevalencia del carcinoma de cavidad oral es mayor en inmunocompetentes. La infección laríngea por el VPH predispone al carcinoma de cc escamosas.
Los tumores ligados a infecciones por el VPH están experimentando un ligero incremento. Con los años se verá la influencia que a este respecto puede tener la inmunización con la vacuna del VPH que se ha comenzado para prevención del carcinoma de cervix. Se está comenzando a indicar a los pacientes con VPH en áreas de cabeza y cuello, y tras un tratamiento local, la profilaxis con vacuna VPH, si bien de todas formas es pronto para hablar de resultados positivos.
- Radiaciones: la exposición a la luz ultravioleta explica la alta incidencia de cáncer de labio inferior, comparado con el superior, en población con trabajos al aire libre en individuos de piel clara.
- Dieta: el déficit de vitaminas A y C puede contribuir a la patogénesis del carcinoma de cavidad oral, laringe y faringe.
- Inhalación de productos: los trabajadores del niquel y de la madera tienen un riesgo incrementado de padecer carcinoma de los senos paranasales y de nasofaringe.