• Amigdalitis vírica eritematosa.
  • Amigdalitis eritematopultácea.

 

   Un tratamiento médico etiológico exigiría el conocimiento exacto del germen causal, pero este proceder ideal no es operativo en el caso de las FA, ya que supone una demora del inicio de la terapia, es costoso y además el germen aislado, muchas veces, no es el único responsable del proceso.

   En la práctica será el aspecto clínico del cuadro el que oriente para establecer un tratamiento empírico, si bien, no siempre es fácil diferenciar clínicamente la FA bacteriana de la vírica, sobre todo en las formas benignas de la enfermedad.

   A pesar de la banalidad del cuadro, antes de realizar un tratamiento farmacológico de FA, se han de tener presentes estas tres posibilidades:

  • Que se trate de una faringoamigdalitis por estreptococo beta hemolítico A: el riesgo de FR ha de estar siempre presente. Su sospecha es motivo para empezar inmediatamente un tratamiento antibiótico empírico, siendo la prevención de la FR la principal razón del tratamiento antibiótico.

  • Que la FA sea una manifestación de otra infección o de otro proceso más grave: hemopatía, etc.

  • Que se trate de otro proceso amigdalino enmascarado o no por la infección: chancro sifilítico, carcinoma amigdalino, linfoma, etc.

 

   AMIGDALITIS VÍRICA ERITEMATOSA.

   La amigdalitis vírica es un proceso autolimitado, es decir que se trata de una infección que desparecen en unos pocos días sin dejar secuelas. Solo requiere un tratamiento sintomático.   

   Ante una duda razonable de diagnóstico etiológico y en pacientes de especiales características de riesgo, está indicado hacer tratamiento médico similar al de la amigdalitis bacteriana.

   El tratamiento consiste en:

  • Reposo.
  • Analgésicos-antitérmicos por vía general. Se recomienda el paracetamol.
  • Gargarismos con antisépticos locales y antálgicos. Los analgésicos tópicos que son utilizados algunas veces, suelen irritar la mucosa con excepción del elixir de difelhidramina. Algunos pueden producir dispepsias gástricas si se ingieren.
  • Antinflamatorios, sólo se han de prescribir si se considera oportuno en algún caso determinado, no se recomienda su uso generalizado para esta patología.
  • En casos determinados de compromiso respiratorio severo puede ser necesario el recurso de la corticoterapia.
  • Vitamina C.
  • Descongestivos por vía oral.
 

   AMIGDALITIS ERITEMATOPULTÁCEA.

   Si bien, al igual que las víricas, son también procesos autolimitados que se resuelven espontáneamente en unos días, el hecho de la frecuencia con que están producidas por el estreptococo piógeno beta-hemolítico agente responsable de la FR y la posible derivación en otras complicaciones, hace que requieran de tratamiento con antibioterapia.

   Son de aplicación las medidas terapéuticas generales de las FA víricas.

   Nadie pone en duda la conveniencia de realizar tratamiento antibiótico en la FA producida por estreptococo beta-hemolítico A, que es la más frecuente de las bacterianas, y en la que existe el riesgo de desarrollar una FR. La prevención de la FR es el principal motivo del tratamiento antibiótico. Diversas guías de práctica clínica indican la administración de tratamiento antibiótico exclusivamente en los casos en que se demuestra infección por estreptococo beta hemolítico A.

   Dejando por establecida la postura frente a la FA estreptocócica, para el resto de las FA bacterianas existen dos posturas claramente diferenciadas y controvertidas con respecto a la administración de antibioterapia. Hay quienes no aconsejan tratamiento antibiótico sistemáticamente y quienes lo aconsejan sistemáticamente.

   La postura de tratamiento médico antibiótico restringido limita el uso de los mismos sólo para determinados casos:

  • Cuando la virulencia del proceso y la aparición de signos de afección sistémica hagan temer posibles complicaciones locales.
  • En pacientes de riesgo: diabéticos, inmunodeprimidos y pacientes con otras enfermedades graves intercurrentes que les hace ser considerados como personas de alto riesgo.
  • Antecedentes de enfermedad estreptocócica en el paciente o en las personas de su convivencia.
  • Pruebas de coaglutinación o frotis positivo.
  • En épocas de epidemia estreptocócica por ser cuando hay más riesgo de FR.
  • En la amigdalitis de la escarlatina.
  • También se ha plateado como una estrategia terapéutica para reducir las amigdalectomías.

   Esta utilización restringida de antibióticos para estos procesos se argumenta con estos criterios:

  • Que las infecciones bacterianas, al igual que las víricas, se resuelven espontáneamente en pocos días.
  • Que el tratamiento antibiótico no modifica de forma apreciable el curso clínico de la infección aguda y alimenta las resistencias.
  • Cuando la prevalencia de la enfermedad es muy baja, la relación eficacia/coste no justifica el tratamiento antibiótico.

 

 

  

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